sábado, 24 de mayo de 2008

Historia de un vestido de novia II (Cuando las obsesiones se materializan...)

Ahí estoy vestida de novia. 10 de septiembre de 1994, en casa de mis papas, antes de salir a la iglesia.

¿A poco no me veo retechulaaa? jeje.

El vestido de seda y guipiure suizo(no sé si asi se escribe). Es como un encaje de hilo que llevaba en las mangas. La cola no estaba colocada en ese momento, pero era del mismo material con encaje bordado. De velo yo quería usar una mantilla regalo de mi tía Carmina, pero estaba demasaido amarillenta y corría el riesgo de romperse si se blanqueaba. Opte por un tul bordado en las orillas y un tocado de flores blancas.

Me gustó mucho vestirme de novia.

El encaje es lo más bonito que pueda llevar una novia. Femenino y elegante...

domingo, 18 de mayo de 2008

Historia de un vestido de novia 1 (o como convivir con una obsesión)


Érase una vez... así empiezan los cuentos de hadas. Y quizá así comenzó esta pequeña obsesión que me persigue desde niña, como un cuento o una historieta que escuché siendo pequeña. Una telenovela quizá, así es como la explica mi mamá.

La telenovela en cuestión: "Muchacha italiana viene a casarse" protagonizada por Angélica María y Ricardo Blume, cuando todavía los teledramas se hacían a blanco y negro. Mi mamá, recién estrenada en su rol de ama de casa y aburrida como una ostra, veía esta telenovela acompañada de una servidora (pequeñuela de unos dos añitos). Yo creo que de poder anticipar el monstruo que creaba, habría puesto más cuidado con los programas que veía conmigo.



Las muestras de la obsesión fueron sutiles al principio. Por ejemplo, usaba los suéteres en la cabeza, colgados de mi frente, como si fueran un velo de novia. A todos les parecía muy simpática la niñita que caminaba por la casa durante horas con el suéter colgado de la cabeza. Así andaba yo para todos lados: Así iba al super, a la casa de mi abuela, a jugar con las niñas de mi cuadra y hubiera ido a la escuela si mi mamá no hubiera sido tan intransigente en ese aspecto.

Cuando mi familia se dio cuenta de que el asunto de los vestidos de novia iba encaminado a convertirse en obsesión, fue cuando pedí un "Disfraz de novia" para el festejo del día de las brujas en mi escuelita. Cabe mencionar que entonces no existían ni disfraces de la llorona ni de novia cadáver ni nada por el estilo. Así que mi tío (que se iba a Estados Unidos y era el encargado de traer los mentados disfraces) se fue con la consigna de traer un "disfraz de novia" a la nena que no quería otra cosa.



El tío cumplió el encargo y en el Halloween me encontré vestida de novia (con velo y todo) en medio de brujitas con trajes negros. Las fotos andan por ahí en casa de mi mamá, aunque no las encontré para ponerlas aquí.

Y fue así como nació mi obsesión por los vestidos de novia. Entre lo que me gustaban y la cuerda que me dio mi familia, no sé como no me convertí en diseñadora de tales trajes.

A pesar de los años que han pasado, no dejo de sentirme atraída hacia ellos.

Me encanta, además, el romanticisismo de las bodas. Las flores y la cara de enamorada que normalmente tienen las novias son algo que me gusta de esas ceremonias.

En un tiempo, hace muchos años, creía que tenía la habilidad para determinar si la pareja que se casaba estaba enamorada y si realmente serían felices. Aventurada como era, pensaba que podía hacer un cálculo más o menos aproximado del tiempo que durarían casados. Mis predicciones eran bastante imprecisas y se basaban fundamentalmente en mi necesidad de pensar que la gente se podía querer para siempre.

He ido a todo tipo de bodas y me he topado con todo tipo de novias. Y dada mi basta experiencia en estas cuestiones, he llegado a la conclusión de que la boda siempre es para la novia.

Creo (aventurada como soy) que a muchas mujeres es como si nos implantaran un chip desde pequeñas, donde en lo referente a las bodas y al matrimonio nos volvemos francamente imbéciles. Yo cuando menos, así me volví.

Pero, y muy a pesar de mi conocimiento científico en el área de noviología, debo admitir que las bodas me siguen pareciendo bonitas. Me gusta ver a una mujer vestida de novia. Me gusta pensar que la ilusión del enamoramiento existe. Y sí. Debo admitir que cada vez que voy a una de ellas, se me sale una que otra lagrimita.

Dejo aquí una selección de mis vestidos de novias famosas favoritas. Que lo disfruten...




Cualquier noviofílica que se enorgullezca, no puede dejar de sentirse atraída por las colas kilométricas



Grace Kelly y su historia de Cenicienta.



Catherine Zeta se veía hermosa y elegante en su vestido



Maxima, princesa de Holanda, una linda historia de amor y un precioso vestido



El velo de Mary de Dinamarca se coció aparte. Confeccionado en encaje y bordado a mano. Precioso.


La historia de mi obsesión con los vestidos de novia no termina todavía. Será motivo de otra entrega...