jueves, 19 de julio de 2007

15 cosas

Niños Sonrisa Chamoy
Anhelo Soledad Sueños
Libros Regaños Sexo
Aretes Confusión Agua
Amigas Cuerpo Miedo


Despertó con la sensación de miedo que frecuentemente lo perseguía. Por un momento pensó que se encontraba en la habitación, rodeado de las cosas que Fernanda tanto amaba. Las paredes tapizadas de una tela de flores azules algo desgastada por el sol. Los jarrones de porcelana con margaritas silvestres recién cortadas. Las pequeñas mermeladas exóticas que ella no le permitía abrir porque las ponía en su bolso de inmediato –son para el desayuno con mis amigas-le recordaba mientras las envolvía dentro de una bolsa de plástico en un hábito perfeccionado a través de los años.

El olor a desinfectante aclaró su confusión. El recuerdo de ese hotelito en la colonia condesa se difuminó frente a las paredes de un blanco casi aséptico que lo devolvió a la realidad. Desde fuera se escuchó una voz aguardientosa y senil, imposible saber si de hombre o mujer “Mendoza…teléfonoooo” Con una sensación de pesadez extraña en el cuerpo, se puso de pie y se acercó a la puerta “¿Es a mí?”. “Sí, tú, quién más. ¿Hay algún otro loco aquí?”

El hombre (ahora sabía que era un anciano) lo escoltó a un pequeño cubículo de paredes grises, tan plano como la habitación en que había estado antes acostado, recordando. Fernanda en la bañera del hotel, vestida con el brillo del agua en su piel. El timbre del teléfono hizo eco en el cubículo vació. Sin saber muy bien que hacer, tomó el aparato. “Bueno, Manuel…Soy Gabriela ¿estás ahí? Contéstame, por favor. Tenemos que hablar.”

La voz al otro lado del teléfono le pareció familiar.
- Si, soy yo.
- Papá está muy molesto contigo. Dice que ésta es la última que te pasa.
- Necesito cigarros y mis libros.
- ¡No entiendes! Papá dice que no volverá a pagar las cuentas de la clínica. Parece que cada vez le cobran más porque tienen que hacerte más cosas. Reacciona, por favor. ¿Qué pasó esta vez?
- La maté. Maté a Fernanda.
Silencio. Rotundo.
- Hermano, Fernanda murió hace veinte años.

Fernanda corriendo en la huerta de San Miguel, con la sonrisa perenne que adornaba su rostro. Sus ojos aceitunados que parecían tener una risa aparte. Dos jóvenes jugando y corriendo muy cerca del arroyo. Los regaños de la abuela desde el porche de la casa “Niños, ha llovido mucho, tengan cuidado con el lodo de la orilla”.

Fernanda en sueños. Fernanda en París, enojada por lo insoportables que son los franceses. Fernanda en el hotelito de la condesa, recién descubierto. “Manolo ésto es un verdadero hallazgo, parece un bed and breakfast, quiero venir contigo aquí cada año, en nuestro día”. Fernanda y el sexo. Fernanda y Manuel, como debió ser.

-¿Qué dices?
-Fernanda se ahogó en San Miguel hace 20 años. Cuando cumplieron 15. Manuel, no me asustes por favor.
- Pero, pero…París, las mermeladas… no…Cállate… siempre le tuviste celos. Cállate ya… Déjame.
- Manolo, no te pongas así ¿no te acuerdas?...

La voz de Gabriela se escuchó cada vez más lejana mientras dos enfermeros lo llevaban a rastras.

Si. Fernanda muerta. Él la mató entonces y la mató ahora. La ha matado muchas veces. La mató en la huerta hace 20 años. La mató en París. La mató en el hotelito de la condesa.

En la soledad de su cuarto, cuando el anhelo por ella parece invadirlo, Fernanda regresa. No como la quinceañera sonriente, si no como una mujer de aspecto entristecido, que usa los aretes que él le regaló en su cumpleaños.”Manolo ¿qué vas a hacer sin mí?” dice al tiempo que lo despeina juguetona. “He vivido muchas vidas contigo, Fernanda”. Ella sonríe, con esa sonrisa que parece abarcarlo todo, al tiempo que le ofrece uno de sus cacahuates con chamoy.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me likes it so very much :D
A+

Abrazos

Viviana en vivo dijo...

Gracias Ben.

Es un ejercicio para una clase de escritura. A mí también me han gustado mucho tus escritos de ficción.

Un beso hasta allá

Miguel Cane dijo...

Viv,

Muy bien logrado. Hay ritmo, hay atmósfera, hay una sorpresa que sí funciona.

Los mecanismos están presentes y bien aprovechados, igual que el talento que ya era aparente desde antes. Te felicito. Sigue por el mismo camino. Creo que encontrarás algo pronto.

Miles de besos,

Miguel